A finales de la década de 1990, los aborígenes del Desierto del Oeste decidieron tomar cartas en el asunto para ayudar a los miembros de su comunidad con enfermedad renal. La cooperativa de artistas Papunya Tula colaboró con la donación de cuatro pinturas, que fueron vendidas por aproximadamente €800 000 en una subasta de arte en la Galería de Arte de Nueva Gales del Sur en Sídney en noviembre de 2000. Con ese dinero, fundaron una organización benéfica llamada Western Desert Nganampa Walytja Palyantjaku Tjutaku Aboriginal Corporation (wdnwpt), que, a groso modo, se puede traducir como “Para el bien de todas nuestras familias”.
Desde entonces, wdnwpt ha estado trabajando para mejorar la situación de pacientes con enfermedad renal. Sarah Brown es el espíritu detrás de las actividades de wdnwpt. Hace varios años que trabaja en las regiones inhóspitas del interior del país. “Me gustan las regiones más remotas del país, y trabajar con los pueblos aborígenes para mejorar la calidad de vida de sus familias es un verdadero honor”, afirma.
Desde la fundación de wdnwpt, la cantidad de pacientes en diálisis ha aumentado de manera constante. Y los problemas también están aumentando. “Los aborígenes tienen un fuerte vínculo con sus comunidades y el lugar donde viven”, confirma la gerente del camión. En el pasado, los Pintupi eran nómades y vivían en íntima relación con la naturaleza. Aún hoy en las aldeas, prefieren dormir a la intemperie, bajo las estrellas. “Por eso, cuando se ven obligados a vivir en la ciudad, confinados a una pequeña habitación en un asilo, también sufren desde el punto de vista psicológico”, explica Sarah Brown a partir de lo que observa a diario.